lunes, 12 de octubre de 2020

La profesión docente

 


La Real Academia Española define “docente” como aquella persona que enseña. Sin embargo, la realidad es que la labor de un profesor va más allá de enseñar tan solo una materia. Tanto la LOE como la LOMCE en su artículo 91 recogen las 12 funciones que debería tener un buen docente:

  1. Programación y enseñanza de las áreas.
  2. Evaluación del proceso de enseñanza/aprendizaje.
  3. Tutoría, dirección y orientación y apoyo a los alumnos.
  4. Orientación educativa, académica y profesional.
  5. Atención integral del alumnado.
  6. Promoción, organización y participación en actividades complementarias.
  7. Contribución al clima de respeto, tolerancia…
  8. Informar a las familias sobre los procesos de enseñanza/aprendizaje.
  9. Coordinación de las actividades docentes, de gestión y dirección.
  10. Participación en la actividad general del centro.
  11. Participación en planes de evaluación.
  12. Investigación, experimentación y mejora de la enseñanza.
En mi caso, tras ver el documental "Un pulso al fracaso" donde se habla de centros que trabajan para reorientar y potenciar las habilidades de alumnos que han fracasado en el sistema educativo tradicional por diferentes razones, he decidido centrarme en la función número 3 que considero que a su vez influye en otras funciones que aparecen en la lista como la 4 o la 7.

Normalmente un centros educativo cuenta con un orientador y a cada clase le asigna un tutor, lo cual está bien; pero eso no significa que cualquier otro docente que no se le haya dado este papel pueda desvincularse de las funciones de orientador o tutor. Ante todo un profesor debe tener cuenta que su labor no es llegar a clase impartir los conocimientos acerca de una asignatura e irse. Un profesor debe saber que está formando personas y que además de impartir conocimientos teóricos y prácticos, debe educar a los jóvenes para vivir en una sociedad tolerante y motivarlos para que ellos mismos sean capaces de tener sus propias inquietudes.

Tanto la niñez como la adolescencia son etapas clave en el desarrollo de una persona y son etapas en las que no creo que lleguemos a ser del todo autosuficientes, es decir, considero que son etapas en las que necesitamos modelos a seguir, orientación cuando no encontramos nuestro camino y apoyos donde encontrar ayuda y motivación (tanto a nivel educativo/laboral como a nivel emocional). Y no digo que esto sea una tarea de exclusiva de los profesores, pero considero que los docentes pasan muchas horas con los jóvenes y tienen una fuerte influencia en ellos jugando un papel esencial en su aprendizaje tanto educativo como social.

Por todo esto, considero que un profesor debe servir de guía a sus alumnos y debe conocerlos bien para poder adaptarse a sus posibles necesidades o a posibles dificultades que experimenten. Y de esta forma seguro que se reducen en gran medida no solo los casos de fracaso escolar sino también otros muchos problemas como el bullying o la exclusión social en las aulas.

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