La Real Academia Española define “docente” como aquella persona que enseña. Sin embargo, la realidad es que la labor de un profesor va más allá de enseñar tan solo una materia. Tanto la LOE como la LOMCE en su artículo 91 recogen las 12 funciones que debería tener un buen docente:
- Programación y enseñanza de las áreas.
- Evaluación del proceso de enseñanza/aprendizaje.
- Tutoría, dirección y orientación y apoyo a los alumnos.
- Orientación educativa, académica y profesional.
- Atención integral del alumnado.
- Promoción, organización y participación en actividades complementarias.
- Contribución al clima de respeto, tolerancia…
- Informar a las familias sobre los procesos de enseñanza/aprendizaje.
- Coordinación de las actividades docentes, de gestión y dirección.
- Participación en la actividad general del centro.
- Participación en planes de evaluación.
- Investigación, experimentación y mejora de la enseñanza.
Normalmente un centros educativo
cuenta con un orientador y a cada clase le asigna un tutor, lo cual está bien;
pero eso no significa que cualquier otro docente que no se le haya dado este
papel pueda desvincularse de las funciones de orientador o tutor. Ante todo un
profesor debe tener cuenta que su labor no es llegar a clase impartir los
conocimientos acerca de una asignatura e irse. Un profesor debe saber que está
formando personas y que además de impartir conocimientos teóricos y prácticos, debe
educar a los jóvenes para vivir en una sociedad tolerante y motivarlos para que
ellos mismos sean capaces de tener sus propias inquietudes.
Tanto la niñez como la
adolescencia son etapas clave en el desarrollo de una persona y son etapas en las
que no creo que lleguemos a ser del todo autosuficientes, es decir, considero
que son etapas en las que necesitamos modelos a seguir, orientación cuando no
encontramos nuestro camino y apoyos donde encontrar ayuda y motivación (tanto a
nivel educativo/laboral como a nivel emocional). Y no digo que esto sea una
tarea de exclusiva de los profesores, pero considero que los docentes pasan
muchas horas con los jóvenes y tienen una fuerte influencia en ellos jugando un
papel esencial en su aprendizaje tanto educativo como social.
Por todo esto, considero que un profesor
debe servir de guía a sus alumnos y debe conocerlos bien para poder adaptarse a
sus posibles necesidades o a posibles dificultades que experimenten. Y de esta
forma seguro que se reducen en gran medida no solo los casos de fracaso escolar
sino también otros muchos problemas como el bullying
o la exclusión social en las aulas.
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