El pasado día 13 de este mes hicimos una clase práctica en la que nos dividimos en 3 grupos con el fin de crear nuestros propios centros educativos. En cada grupo cada uno de nosotros jugaba un papel (director, padre, alumno,…), en mi caso yo era un alumno y debía dar mi punto de vista desde el pensamiento de un joven.
El objetivo era que entre todas las personas que están implicadas en un centro escolar hiciésemos consenso para llegar a formar nuestro instituto donde valores y forma de educar sería el producto de un conjunto de decisiones comunes.
En nuestro caso el centro se llamaba Hedy Lamarr, una actriz e inventora austríaca cuyos avances supusieron la base de mucha de la tecnología que hoy usamos como el Wi-Fi o el Bluetooth. Este nombre trataba de demostrar nuestra implicación en educar a los jóvenes en la igualdad, de género en este caso. Se trataba de un centro público situado en Palencia en el que todos teníamos bastante claro que valores propugnar: Libertad, respeto, solidaridad, igualdad, espíritu crítico, trabajo en equipo, inclusión y diversidad cultural.
Fue una actividad entretenida en la que no hubo ningún problema a la hora
de ponernos de acuerdo y donde observé que más o menos todos tenemos una visión
de la educación muy parecida y que se parece mucho a la que ya di en la entrada
anterior.
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